Endless Walts.

por **Dracula** Miér Dic 30, 2009 1:17 am

El Vals Infinito

En un principio, solo existía el dios creador, el Demiurgo. Que creó a los seis arcontes para que estos le ayudaran a controlar y construir el universo. Estos arcontes, no son necesariamente tratados como el término general. Sino que representan valores y maneras del mundo.
Religión, el dominio de los dioses, el castigo, la justicia, la creación misma, la tecnología, la ayuda y la compasión, la fundación,Seis arcontes que representaban cada bien necesario para el universo. La existencia misma del Demiurgo y los arcontes, también la creación de sus sombras oscuras, reflejados en el nombre de los ángeles de la muerte, sombras pervertidas y distorsionadas. Representando antivalores y obscenidades como la lujuria, la muerte en vida, la putrefacción, la batalla sin sentido, el hambre, la tortura y la injusticia. Seis arcontes y seis ángeles de la muerte, pero del Demiurgo, surgió Astaroth, señor del infierno.

De los seis arcontes, uno ha sido destruido así como también uno de los ángeles de la muerte, pasando a ser ocupados sus puestos por sus hermanos. Se cree han fallecido la esperanza y hambre, para ser sustituidas por la justicia y el vicio. Teorías también dicen; que el Demiurgo no fue el primero en existir, y que habría surgido como sombra de luz de Astaroth. Diferentes oraciones para narrar una misma historia. Lo que si se sabe es cierto, es que a pedido de los arcontes, el Demiurgo creo a los humanos, dotándoles de poder divino para que le ayudara a él en la creación,.Pronto los arcontes emplearon a los humanos para engrandecer y embellecer sus
palacios al sentirse superiores a sus hermanos pequeños, que eran los favoritos del creador. Cosa que hizo enfadar al Demiurgo y dotó a los humanos de más poder, para que todos le sirviéramos como compañeros en igualdad. Ante esto, el orgullo herido de los arcontes se transformó en ira y tomaron venganza contra la recién nacida humanidad. La destrucción de metrópolis, la ciudad de todos, tocó su fin. Los arcontes buscaron a Astaroth, el gemelo del Demiurgo, que en un rito de sangre que exigió la perdida de uno de sus dedos, creo a La tentadora, quién envolvió al Demiurgo atándolo con bonitas palabras y dulces mentiras, convenciéndole de que la humanidad le había dado la espalda y los Arcontes habían tomado medidas por ello.

Con cólera divina, nos despojó de nuestros poderes y nos encerró en la cárcel que pocos conocen como Elíseo. “Seréis ciegos a la verdad y solo veréis lo falso. Vuestros poderes tienen por grilletes a vuestras almas gemelas y nunca más, formaran parte vuestra.” El Demiurgo continuó su camino, confió en los Arcontes que no se atrevieron nunca a mirar a la cara a su señor y se nos privó de nuestra inmortalidad. Siendo más exactos, nuestro inmerecido castigo
sería aún más cruel; viviríamos vida tras vida, sin recordar anda de las anteriores al ser borrados nuestros recuerdos en la muerte en un mundo lleno de mentiras, una mera ilusión creada a modo de jaula.

Con el pasar del tiempo, la tentadora abandono al Demiurgo y este pudo contemplar en el estado que estaba su creación y quienes le habían manipulado de verdad, pero debilitado por las maquinaciones de los arcontes, se vio obligado a fingir, que él, también odiaba a la
humanidad. Así, la noche de navidad de 1842, el Demiurgo dejó metrópolis y se dirigió al Eliseo, los Arcontes en un principio estuvieron felices, pero tras veer el estado en que estaba nuestra ilusión, temblaron de miedo. Astaroth creyó muerto a su gemelo y, sabiendo que sin uno, el otro no puede existir, buscó desesperado al Demiurgo por toda la realidad, pero fue incapaz de encontrarlo. La tumba que espera la muerte del creador tiene un implacable guardián en su entrada, impidiendo saber si los restos de este descansan ahí o no. Sin embargo, existen signos, que indican que nuestro creador sigue vivo, planeando en las sombras recuperar su viejo y vacío trono, ahora se acerca el ciclo final, en donde las siete llaves estarán al alcance de la humanidad, ayudaremos al Demiurgo a desterrar a los arcontes y a los ángeles de la muerte, recuperaremos nuestra divinidad perdida y la humanidad, conocerá su verdadero paraiso.

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