Meditando.

Aún el sol no salía, era muy temprano y el entorno estaba cubierto por la neblina la cual dificultaba un poco la vista.Cruzando aquella espesa capa gris se encontraba un hombre cuya caminata segura la dirigía hacia la cascada, cuando este estaba a menos de tres pasos de las aguas cristalinas, este se cruzó de brazos y miró su reflejo retorcido en las confusas aguas. Sonriendo de medio lado él hombre se dirigió de forma muy segura a unas piedras gigantescas que rodeaban la cascadas y sesentó sobre una de ellas, su ubicación era cercana a la cascada, hasta sentía como las gotas de la fría agua caían por su rostro.

Levantando el dedo indice de su mano derecha y acercando este a la corriente para luego colocarlo dentro de la corriente. De un momento a otro este empezó a congelar el agua mediante el radeo de ese dedo, reando con el agua fians estacas de un material semejante al cristal, el cual brillaba por los crecientes rayos del sol.

Agua helada, no estaba mal, aquel humano no era del todo normal.

-Interesante- Pensó.

Aunque empezaba a clarear, aún resistía una espesa neblina que la mantendría oculta unos minutos más. El trabajo de ese tipo era bueno y no parecía haberle costado demasiado esfuerzo; el resultado era tan fino que mirar directamente al hielo hacía que le dolieran los ojos.

-Sin duda alguna influencia de uno de los míos tiene que tener, debo andarme con cuidado.

Hacía frío, por lo que se arrebujó más en su gastado abrigo. No dejaba de mirar a aquel hombre, le llamaba la atención; demasiado señorial para andar solo por esos lares, la gente normal no se viste así cuando visita lugares húmedos. Tendría que hacerle unas preguntas.

El sol ya resplandecía en el cielo y ella dio un paso quedando al descubierto frente a su interlocutor. Tenía un aspecto algo desaliñado y los botines embarrados, no era la imagen que cabría esperar de una señorita; sin embargo las facciones delicadas la descubrían como toda una dama, no por ello sus palabras.

-Tú, ¿quién eres?

Estando con los ojos cerrados, podía sentir mediante su aura gélida que alguien estaba merodiando por aquel lugar, razón que le hizo colocarse en alerta, pero de forma sutil y manteniendo su postura tranquila. Cuando escuchó una voz femenina este abrió los ojos y su mirada la dirigió hacia donde era emitido el sonido, cuidadosamente sacó el dedo del agua y dejo que las dagas de hielo permanecieran en esa localización predeterminada.

Mi nombre es Mathias.- Contestó con cordealidad a la mujer, aunque esta no lo hubiera realizado ante él.- Y ¿Con quién tengo el gusto?.- Interrogó a la mujer con una voz sutilmente ronca, al igual que en su presentación.

De un momento a otro Mathias se colocó de pie, colocandose cerca del borde de la enorme piedra. Su mirada fué dirigida hacia el cause de la cascada, para luego divisar entre el agua la silueta de la joven.

-Mathias, ¿eh?- Dijo esbozando una media sonrisa.

Lo miró recelosa, no se fiaba. Andó un poco hacia donde él se encontraba, rodeándolo y observándolo parcialmente; siempre alerta por lo que pudiera pasar. No se había alterado por su repentina presencia, ya sabía que ella estaba allí. Esta certeza la inquietó aún más.

Ceñuda, contestó a su pregunta.

-Me llaman Makra, pero eso carece de importancia. Tú... ¿Cómo hiciste "eso" con el agua? Es sin duda más que sorprendente.

La pregunta iba cargada de un tono más que desconfiado y algo sarcástico.

Lo miró inquisitiva, clavándole los ojos fríos; directa y sin reparos. Sin embargo avanzó un poco más, hacia un claro donde poco a poco parecían calentar los rayos del sol; ese clima húmedo le estaba helando los huesos. Quedó a espaldas de aquel hombre, ya no lo miraba, sino que aguardaba pacientemente su repuesta; a fin de cuentas no tenía nada mejor que hacer.

Una ligera sonrisa se podía apreciar en el rostro del hombre, cuando esta le preguntó por la extraña modelación del agua.-Solamente congelé y di forma al agua, es un hechizo sencillo.-Contestó sin darle importancia, pero obviamente ocultaba más información, la cual no iba a dar a una desconocida, puesto que este implicaba un secreto familiar que no tenía que reelar por ningún motivo.

Chispenado sus dedos hizo que la pequeña parte del agua congelada reventara de forma discreta, simulando el sonido de un cubo de hielo cuando una parte de este se desprende.-Es extraño que alguin pueda apreciar las formas sencillas de la magia.-Comentó para agragar su respuesta pasada.

Mathias seguí en el borde de la enorme piedra, su postura era rígida, con sus brazos cruzados y su mirada puesta en el estanque.